Uno de los grandes retos de las empresas en un futuro cada vez más próximo será el de reorganizar los empleos y determinar qué cosas pueden hacer los robots y qué cosas pueden hacer los humanos, ya que, aún en la actualidad,
casi todos los puestos de trabajo tienen algún componente al que se puede aplicar el aprendizaje automático, de manera que las máquinas puedan evolucionar por sí mismas y realizar cada vez más funciones, incluso en puestos de alta capacitación.
Una revolución tecnológica que generará la necesidad de aplicar políticas fiscales que redistribuyan la riqueza generada por las nuevas tecnologías
Seth G. Benzell incidió en estos aspectos al presentar su visión de cómo será el futuro del trabajo en un mundo cada vez más inmerso en una revolución tecnológica sin precedentes que generará -está generando- empresas de alto valor sin apenas trabajadores y poco capital inicial, salarios cada vez más reducidos para los empleos de la base de la pirámide, la necesidad de aplicar políticas fiscales que redistribuyan la riqueza generada por las nuevas tecnologías o cambios radicales en la naturaleza misma de los hábitos de consumo.
Y que puede también generar un futuro perturbador en el que, citando a Nick Bostrom, “no sea difícil pensar en una inteligencia artificial cada vez más poderosa y cuyos objetivos no estén perfectamente alineados con los objetivos humanos.”
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