El Cercle es fruto de sus socios, sus directivos, sus conferenciantes, sus empleados y sus amigos. De personas que lo sienten como propio, que se comprometen a disfrutarlo y a preservarlo. A mantener vivo ese espíritu abierto y que hace de la diferencia su razón de ser. El encuentro entre personas de orientaciones profesionales y sensibilidades políticas diversas. Una entidad que, desde la década de los 50 del pasado siglo, se renueva cada tres años. Este sucederse en las personas al frente del Cercle lleva, a menudo, a quienes se acercan a él por primera vez, a preguntarse quién manda en la entidad. La respuesta es la mejor definición del Cercle: manda una cultura que ha impregnado la institución y que, de manera natural, todos hacemos nuestra.
La transversalidad del perfil de los socios es la mejor muestra de esta manera de hacer. Comparten el objetivo de hacer de la Entidad un espacio donde el debate, el diálogo y la opinión se ponen al servicio del interés general de la sociedad, del bien común, más allá de los legítimos y específicos intereses de cada colectivo profesional o político. En la actualidad, el Cercle lo conforman más de 1.300 socios. La gran mayoría de ellos residentes en Barcelona y Cataluña en general, si bien es también significativo el número de socios residentes en Madrid.
Las juntas directivas reflejan la pluralidad de orientaciones profesionales y sensibilidades políticas de los asociados del Cercle.