Las claves económicas del mes. Febrero 2023

Pugna entre los mercados y los bancos centrales

El Cercle d’Economia, juntamente con CaixaBank Research, os ofrece cada mes un breve análisis de la situación económica global.

Oriol Aspachs, Director de Economía Española en CaixaBank Research y Secretario Técnico de la Junta Directiva del Cercle d’Economia.

Pugna entre los mercados y los bancos centrales

Las claves económicas del mes Febrero 2023

Por Oriol Aspachs

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Los inversores empiezan el año con optimismo. Los mercados confían en que lo peor del shock inflacionista ya queda atrás gracias a la mejora en los cuellos de botella globales y la estabilización de los mercados energéticos. Los inverso­res creen que los bancos centrales podrán culminar las subidas de tipos en los próxi­mos meses y que, a su vez, el endurecimiento monetario no conducirá a un escenario de recesión económica. El optimis­mo se ha traducido en avances generalizados en los mercados de renta fija y renta variable, lo que ha permitido una relajación importante en los índices de condiciones financieras y cierta contención en las métricas de volatilidad.

Ganancias generalizadas en las bolsas internacionales. Los índices bursátiles arrancaron el año con un ascenso acumulado en enero del 6% en EE. UU. (S&P 500), 10% en Europa (Euro Stoxx 50) y 8% para el agregado de emergentes. Se trata del mejor ini­cio del año para las bolsas internacionales desde 2019, según el agregado MSCI global; en Europa, el avance es el más pronuncia­do en un mes de enero en los últimos 40 años. El tono débil en las previsiones de beneficios empresariales del 4T 2022 ha sido contrarrestado por la mejora de las perspecti­vas económicas, el proceso de reapertura de China y la mejora de los indicadores económicos, principalmente en Europa. En los mercados emergentes, el avance en la bolsa se sustenta, también, en la mejora de los flujos de capitales hacia esas economías y el debilitamiento del dólar.

El entusiasmo de los mercados contrasta con los mensajes de los bancos centrales, que insisten en la necesidad de seguir endureciendo la política monetaria. En ese sentido, en su reunión de febrero, el BCE volvió a anunciar una subida en los tipos oficiales de 50 p. b. (depo en el 2,50%). Además, señaló su intención de volverlos a subir 50 p. b. más en marzo. También confirmó que a partir de marzo reducirá gradualmente la cartera de bonos adquiridos bajo el programa APP (a un ritmo inicial de 15.000 millones mensuales). Por su parte, la Fed aprobó una subida de 25 p. b. hasta el 4,75% y reiteró que serán necesarios ajustes adicionales, si bien dando señales de que el fin del ciclo de subidas se acer­ca. En los mercados monetarios, los inversores cotizan que los tipos de referencia alcanzarán el pico en los próximos meses, con subidas acumuladas de cerca de 100 p. b. hasta el 3,5% en la eurozona y 50 p. b. hasta el 5,25% en EE. UU.

Los precios de las materias primas se estabilizan. Los precios del gas han consolidado la intensa corrección de los últimos meses mientras que el precio del petróleo Brent ha fluctuado en torno a los 85 dólares por barril, en un contexto de, por un lado, revisio­nes al alza en las previsiones de demanda y, por el otro, de una mayor acumulación de reservas en EE. UU. La OPEP+ también ha dado señales de que no planea recortes de producción a corto plazo, a la espera del proceso de reapertura en China. Este últi­mo factor, no obstante, sí que ha ejercido presión al alza en los precios de los metales industriales, mientras que los precios de los alimentos se mantienen en cotas elevadas.

Las principales economías cierran 2022 con buenos datos. La eurozona mantuvo un ritmo de crecimiento positivo en el 4T 2022, con un avance del 0,1% intertrimstral. En el conjunto del año, el crecimiento se situó en el 3,5%, en línea con lo que se preveía a principios del 2022. Por su parte, las dos mayores economías del mundo crecieron en 2022 significativamente menos de lo previsto: EE. UU., un 2,1% (vs. el 3,5% proyectado hace un año) y China, un 3,0% (vs. 4,7%). La decepción de la primera refleja unos datos de PIB débiles en la primera mitad de año, mientras que en el 4T la actividad avanzó un 0,7% intertrimestral. China, por su parte, se vio muy condicionada por las restricciones frente a la COVID, hasta el punto de que el PIB se estancó en el 4T.

Los primeros indicadores del año mejoran en Europa. El PMI de la eurozona salió de la zona recesiva por primera vez en seis meses y se situó en los 50,3 puntos en enero, y el índice de senti­miento elaborado por la Comisión Europea (ESI) mejoró por ter­cer mes consecutivo, hasta los 98 puntos (muy cerca de los 100 del promedio histórico). Estos indicadores se suman a un merca­do laboral sólido, con una tasa de paro en mínimos (6,6% en diciembre) y una tasa de actividad en máximos (75%).

Señales mixtas en EE. UU. El PIB estadounidense creció un +0,7% en el 4T, pero su composición presenta algunas señales de desaceleración. Concretamente, la inversión, especialmente la residencial, acusa el efecto de las subidas de tipos de la Fed (–1,7% y –7,5% intertrimestral, respectivamente, en el 4T). De hecho, los datos del mercado inmobiliario muestran un sector en retirada, tanto en precios (el índice Case-Shiller pasó de crecer más de un 20% interanual a principios de 2022 a algo menos de un 8% en noviembre) como en transacciones (la venta de viviendas volvió a caer en diciem­bre por undécimo mes consecutivo, según datos de la National Association of Realtors). Asimismo, los índices de confianza, que se habían mantenido en cotas altas hasta otoño, han sufrido un deterioro en el sector manufacturero (ISM de enero en los 47,4 puntos) y exhiben fuerte volatilidad en los servicios (ISM en 49,6 puntos en diciembre y 55,2 en enero). En cambio, el mercado laboral se mantiene muy robusto, con una tasa de paro en mínimos históricos (3,4% en enero) y un ritmo de creación de empleo sólido (+291.000 en el promedio del 4T 2022 y un extraordinario +517.000 en ene­ro).

La economía española transita por la crisis energética mejor de lo esperado. Creció un 0,2% en el 4T 2022, con lo que el avance del PIB en el conjunto del año se situó en el 5,5%, solo 3 décimas por debajo de lo que esperaba el consenso de analistas a principios del pasado año, y más de 1 p.p. por encima de las previsiones que se manejaban tras el estallido de la guerra en Ucrania. En los próximos trimestres, la actividad seguirá haciendo frente a un contexto adverso, marcado por la incertidumbre geopolítica y el aumen­to de los tipos de interés. De todas formas, también contará con algunos elementos que apoyarán el crecimiento, como la aceleración del despliegue de los fondos NGEU y la recuperación de los sectores más penalizados por la pande­mia, como el turismo.

Los primeros indicadores de actividad disponibles para el 2023 dan señales esperanzadoras. En enero, el índice PMI para el sector manufacturero escaló 2 puntos hasta los 48,4 puntos, un registro inferior al umbral que denota crecimiento (50), pero que sugiere que el deterioro de la actividad industrial se está moderando. Asimismo, el indicador homólogo del sec­tor servicios avanzó 1,1 puntos, hasta los 52,7 puntos, por lo que se emplaza firmemente en la zona expansiva. Por su parte, según los datos de afiliación a la Seguridad Social, el año arran­có mejor de lo que se esperaba. Si bien, como es habitual en un mes de enero, la afiliación cayó, en términos desestacionaliza­dos el empleo creció en 57.726 personas, lo que supone un aumento del 0,4% con relación al promedio del 4T 2022. Asi­mismo, por el lado del consumo, el monitor de consumo de CaixaBank Research muestra que en enero la actividad de tarje­tas españolas habría mantenido la senda de recuperación que inició ya en diciembre, con un crecimiento del 10% interanual en enero, frente al 8% en diciembre y el 5% en noviembre.

La inflación subyacente prosigue con su escalada, mientras que la general se estabiliza. La inflación general truncó su tendencia reciente de moderación y se colocó en el 5,8% en enero, 1 décima por encima del dato de diciembre. En contra­posición, la inflación subyacente (que excluye energía y ali­mentos no elaborados) dio un fuerte empujón y escalo 5 déci­mas hasta el 7,5%, a pesar de la rebaja del IVA de algunos alimentos. El ligero repunte de la infla­ción general en enero se explica por el incremento de los pre­cios de los carburantes, tras el fin de la bonificación de 20 cén­timos por litro de combustible a todos los usuarios, y a una temporada de rebajas en los precios del vestido y calzado menor a la vista en enero del año pasado. No obstante, estas dinámicas se vieron prácticamente contrarrestadas por la importante caída de los precios de la electricidad. Según datos de Red Eléc­trica española, la tarifa regulada se situó en los 129 €/MWh en el promedio de enero, lo que supone una caída interanual del 55%.

Oriol Aspachs

Febrero de 2023

Con la colaboración de CaixaBank Research