La revolución tecnológica ha constituido un gran estímulo para el emprendimiento entre las generaciones más jóvenes. Han sido diversas las razones, desde su mayor facilidad para la comprensión de las innovaciones y sus posibles aplicaciones, a la menor dificultad que, a menudo, comporta la creación de una empresa tecnológica. A ello también ha contribuido el ejemplo de jóvenes emprendedores que, en un breve período de tiempo, han creado corporaciones empresariales de una enorme capitalización, o bien han conseguido impresionantes plusvalías.