Dado el momento tan crítico de la crisis global que estamos viviendo, puede parecer sorprendente e inoportuno abordar la reforma del modelo de financiación autonómica e, incluso, opinar sobre la misma. Sin embargo, desde el Círculo de Economía que no ha ignorado, ni ignora, la gravedad de la situación, como lo manifestamos con nuestra Opinión “Por una respuesta urgente a una grave crisis” del pasado mes de julio, creemos que no sólo se dan las circunstancias para avanzar en dicha reforma, sino que la misma crisis acelera la necesidad de avanzar en ésta y otras reformas estructurales que puedan mejorar la prestación de los servicios públicos. A modo de consideración general, creemos que las situaciones de crisis no pueden servir de excusa para paralizar o postergar las actuaciones prioritarias de los gobiernos.
Asimismo, entendemos que no puede separarse, ni conceptual ni políticamente, la financiación autonómica del debate presupuestario.
La severa crisis económica internacional está ya afectando a las Administraciones Públicas en un doble sentido. De una parte, disminuyendo los ingresos públicos y, de otra, incrementando la demanda de prestaciones sociales. Por tanto, la prioridad no puede ser otra que financiar de la manera más eficiente a las Administraciones responsables de los diversos servicios públicos a la vez que mejorar la calidad en la prestación de los mismos. Por ello, definir un modelo de financiación autonómica justo y suficiente se convierte en una gran prioridad.