La presidenta del Banco Europeo de Inversiones Nadia Calviño presentó su libro “Dos mil días en el Gobierno” en un acto en el Cercle d’Economia al que dio la bienvenida su presidenta Teresa Garcia-Milà y que contó con la presencia de Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Catalunya, entre otras autoridades.

En conversación con los periodistas Jaume Masdeu y Gemma Nierga, Nadia Calviño habló del libro, de su experiencia de gobierno y de los retos que marcan el futuro de España y de Europa.
“Estábamos relajados después de comer con mi familia, íbamos a ver una película, y de repente suena el teléfono, era el presidente Pedro Sánchez. A partir de ahí me cambió la vida”. Así relató Nadia Calviño la llamada que recibió el 2 de junio de 2018 y que marcó el inicio de cinco años y medio al frente de distintas vicepresidencias y hasta cinco carteras ministeriales. “La transición de Bruselas a la política española fue muy radical, con exposición veinticuatro horas al día”, explicó Calviño. “Esta exposición es incomparable con cualquier otro puesto público o privado”, destacó.
En respuesta a una pregunta sobre su “identidad” como “tecnócrata ortodoxa de Bruselas” según la etiquetaron los medios, Calviño apuntó que acepta "tecnócrata" como “política que sabe de lo que habla” pero rechaza "ortodoxa" por ser fundamentalmente “una agente de transformación que cuestiona todo y busca el cambio constante”.

Nadia Calviño también se refirió a los medios de comunicación, a los que dedica un capítulo del libro, criticando “la diferencia entre la realidad vivida y lo transmitido públicamente”. “Muchas noticias tienen fecha de caducidad de veinticuatro horas, generando pérdida de enfoque en lo importante”, enfatizó.
En relación con las complejidades del gobierno de coalición PSOE-Podemos, Calviño comentó que “había una dirección clara en política económica pero también un constante ruido que no correspondía con la realidad” y abogó por el “consenso” como forma de articular la política económica”.
En cuanto a la respuesta europea frente a la pandemia, Nadia Calviño subrayó que “Europa salvó a España, y España ayudó a salvar a Europa contribuyendo a una respuesta de unidad y solidaridad”. En relación con la pandemia, también mencionó el papel “clave” del entonces ministro de Sanidad y actual presidente de la Generalitat de Catalunya Salvador Illa, presente en la sala.
Siguiendo con su visión de Europa, la presidenta del BEI se mostró “profundamente europeísta” y aseguró que “el futuro del mundo o está alineado con los valores europeos o no será”. Calviño se mostró convencida de que “el mundo de ayer no va a volver” y, en este sentido, consideró que “es fundamental que Europa tenga una voz fuerte en el nuevo orden mundial para que se construya sobre la base de los valores democráticos”. “Europa es una superpotencia económica, comercial y tecnológica con debilidades estratégicas como son una dependencia excesiva de Estados Unidos en seguridad y defensa y de China en materiales críticos, chips y tecnologías. Mientras existan estas debilidades no se puede desplegar todo nuestro potencial”, admitió. Añadió también que “ahora mismo la prioridad es Ucrania y la seguridad de los países del este y del norte de Europa, que sienten la amenaza de Rusia”. “Hay que impulsar nuestra capacidad de seguridad y defensa común”, añadió.

Preguntada por el capítulo que le dedica al Instituto Nacional de Estadística (INE), cuyo contenido ha suscitado interés mediático al explicar cómo Calviño ayudó a la institución, señaló que su objetivo en el libro era reflejar "la complejidad de la producción de estadísticas en un contexto de 'shock'" como el de la pandemia. "Sobre este tema, sí quiero dejar un mensaje absolutamente claro, y es total respeto por el INE, por Eurostat, y por todas las metodologías y el trabajo de los excelentes profesionales", afirmó.
Calviño también recordó cómo Catalunya fue una de las principales "prioridades" del Gobierno en su etapa de cinco años y medio como vicepresidenta y ministra de Economía. “El cambio vivido en Cataluña es una de las cosas de las que me siento más orgullosa”, remarcó.
“Me fui del gobierno con una sensación de trabajo cumplido, aunque me quedó pendiente la ley de protección de los clientes financieros y la creación de un gran banco público entorno al ICO”, concluyó.