Las claves geopolíticas del mes. Septiembre 2025

La geopolítica no cierra en agosto

El Cercle d’Economia, junto con CIDOB, ofrece cada mes un análisis breve de la situación geopolítica global.

Las claves geopolíticas del mes. Septiembre 2025 | La geopolítica no cierra en agosto

pdf, 198 KiB

Descàrrega

Cumbres en occidente... El mes de agosto vino marcado por la sucesión de cumbres entre líderes europeos y Donald Trump, tanto en la vertiente comercial como la de política internacional. En un campo de golf propiedad del presidente estadounidense, Ursula von der Leyen rubricó el acuerdo arancelario que fijó en un 15% el gravamen a las exportaciones europeas. A cambio, la UE se comprometió a aumentar sus importaciones de gas natural licuado y de bienes manufacturados de Estados Unidos (armamento, principalmente) como compromiso para reducir el déficit comercial. Los partidarios del acuerdo argumentaron que esto terminaba con meses de incertidumbre y dejaba a la UE mejor parada que otros competidores comerciales como India o China, en particular para las exportaciones de bienes industriales, con gravamen cero. También que la UE no tuvo de dar marcha atrás en dos de sus legislaciones recientes más importantes: la ley de servicios digitales (DSA) y la ley de mercados digitales (DMA). Los críticos rápidamente vieron como esto quedaba en entredicho con posteriores declaraciones desde la Casa Blanca para revisar los términos del acuerdo comercial si la UE seguía amenazando con multas multimillonarias a las grandes empresas tecnológicas norteamericanas. También se criticó la falta de voluntad europea de incluir en la negociación los intercambios de servicios (donde EEUU mantiene un claro superávit) y la cesión al chantaje discursivo de una Casa Blanca que aborrece la visión europea del mundo. Más aun tras lograr un acuerdo en la última cumbre de la OTAN respecto al nuevo nivel de gasto en defensa del 5%.

En el plano de la política internacional, los líderes europeos arroparon a Zelenski en su nuevo paso por la Casa Blanca para trasladar a Donald Trump lo que pocos días más tarde acordarían en París: su disposición a proveer de garantías de seguridad a Ucrania si se firma un acuerdo de paz. La visita simultánea de varios líderes europeos y de Zelenski evitó una nueva escenificación de ataque al más débil (como ocurrió durante su primera visita al Despacho Oval), y mostró las virtudes de acudir unidos a cualquier intercambio con Trump. A cambio, los europeos esperan que Estados Unidos se comprometa con el apoyo desde la retaguardia (en inteligencia, logística o armamento avanzado) en caso de que soldados de una coalición de países voluntarios acaben sustentando la paz en Ucrania. El acercamiento con Estados Unidos se produjo poco después de que Donald Trump recibiera con honores en Alaska a Vladimir Putin, sobre el que pesa una orden de detención de la Corte Penal Internacional. La cita mostró la capacidad del líder ruso de condicionar el pensamiento de Trump sobre la guerra: es necesario hablar primero de las causas estructurales del conflicto y de la soberanía rusa sobre los territorios ucranianos ocupados, así como negar a Ucrania formar parte de la OTAN, antes de comprometerse a cualquier alto al fuego, algo que inevitablemente arroja dudas sobre el cumplimiento de los acuerdos por parte del Kremlin y hace difícil una negociación sobre bases estables. La cumbre de Alaska también finalizó con el ostracismo con el que se había tratado a Putin desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022, y colmó sus expectativas de reconocimiento como líder de una gran potencia por parte de EEUU.

...Y cumbres en el mundo post-occidental. Septiembre ha comenzado con la proyección de poder alternativo a Occidente con el centro de gravedad en China. La ciudad de Tianjin albergó la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, la más exitosa y concurrida hasta la fecha. La OCS es una organización que se postula como centro de un mundo post-occidental, fomentando la cooperación entre países cuyo mínimo común denominador es el rechazo al orden liberal tal y como ha estructurado las relaciones internacionales hasta ahora. La membresía a la organización no está exenta de conflictos bilaterales, como las escaramuzas en la frontera entre China e India o la rivalidad histórica entre India y Pakistán. Pero la foto más comentada de la cumbre fue la protagonizada por Xi Jinping, Vladimir Putin y Narendra Modi en clara sintonía y como fuente alternativa de poder global. Modi no participó en el desfile militar que sucedió a la cumbre de la OCS, muestra del alineamiento múltiple que prefiere India como socio occidental frente al auge de China, que desplegó una muestra de poder militar sin precedentes. Sí estuvieron presentes miembros del bloque occidental como Robert Fico (primer ministro de Eslovaquia, miembro de la OTAN) y Aleksandar Vučić (presidente de Serbia, país candidato a la UE). Una muestra de que el resentimiento hacia el orden liberal encuentra también adeptos en Occidente.

Riesgo de escalada entre la OTAN y Rusia. Polonia derribó la madrugada del 10 de septiembre varios drones rusos que sobrevolaron su espacio aéreo, lo que significó la confrontación directa más grave entre un miembro de la OTAN y el Kremlin desde la invasión de Ucrania. También participaron en la operación cazas F-35 de Países Bajos, un avión italiano y los sistemas de defensa antiaérea de Alemania. Polonia invocó el artículo 4 del Tratado de la OTAN (paso previo a la cláusula de defensa colectiva recogida en el artículo 5), que prevé las consultas entre aliados cuando su integridad territorial, independencia política o de seguridad se hayan visto amenazadas. A las pocas horas se puso en marcha un nuevo dispositivo de seguridad de la OTAN para el flanco este, y unos días más tarde otro dron ruso entró en el espacio aéreo de Rumanía. Hace tiempo que los servicios de inteligencia occidentales vienen alertando de la voluntad de Rusia de poner a prueba la solidaridad y la capacidad de acción conjunta de los aliados, ya sea mediante operaciones como el sobrevuelo de drones o el uso de ataques híbridos a países miembros de la OTAN. El objetivo no es tanto reproducir una ofensiva a gran escala como la de Ucrania (para la que Rusia no contaría con medios suficientes ni una economía capaz de sostenerla) sino desestabilizar a Occidente y poner en duda su alianza inquebrantable, algo que, por otro lado, ha reforzado el cuestionamiento de Estados Unidos de la OTAN y su posición en la guerra de Ucrania. En el primero, Trump puso en duda la vigencia del artículo 5 antes de que los aliados se comprometieran a gastar el 5% de su PIB en defensa, y declarando que cabían múltiples interpretaciones de este artículo en caso de ataque a un país aliado. Su ambivalencia respecto a la defensa de Ucrania y el acuerdo con los postulados de Putin sobre la guerra se vieron reflejados en la escenificación y posteriores declaraciones de la cumbre de Alaska.  

Europa reacciona en Gaza. El discurso sobre el estado de la UE (SOTEU) que pronunció la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, refleja un cambio de posición europea (tardío, pero más sustancial) respecto a la guerra de Gaza. La diplomacia europea se había escudado hasta la fecha en la carta blanca que Donald Trump viene dando a Netanyahu en su ofensiva y promesa de ocupación de buena parte de la Franja, lo que reduce inevitablemente la capacidad europea de incidir en el conflicto. También en la división entre estados miembros como evidencia de que la UE no puede tomar una posición más dura frente a los crímenes de guerra cometidos por Israel. Hasta entonces solo se había propuesto la suspensión de los fondos del programa de investigación Horizon Europe con destino a Israel, mientras que la división entre estados miembros impedía tratar otros asuntos de más calado, como sanciones diplomáticas, el embargo de exportaciones de armamento o la suspensión del acuerdo de asociación. Mientras algunos estados han optado por medidas bilaterales, como el reconocimiento del estado palestino, otros se escudan en el supuesto rédito para Hamás que significaría la imposición de medidas restrictivas contra Israel.

El tono cambió en el SOTEU, con la propuesta de suspender la parte comercial del acuerdo de asociación, algo para lo que sería suficiente la mayoría cualificada de estados miembros, y las sanciones a ministros y colonos extremistas, para lo que sería necesaria la unanimidad en el Consejo. Es probable que las medidas que la UE sea capaz de acordar rebajen las expectativas generadas por von der Leyen, pero el cambio de posición responde al aumento de la presión social a los gobiernos de distintos estados miembros y al descontento de un número significativo de funcionarios y diplomáticos de la UE y distintos estados miembros, que firmaron una carta conjunta denunciando la inacción ante la catástrofe humanitaria en Gaza. Sin duda, ello ha repercutido en el descrédito internacional de la UE como actor basado en valores y en su defensa en otro escenario de guerra, Ucrania.

Bouganville: un nuevo estado marcado por la geopolítica en el Indo-Pacífico. Este archipiélago del Pacífico ha llegado a un acuerdo con Papúa Nueva Guinea para independizarse de este país en 2027, después de que en 2019 un 98% de sus ciudadanos votara en referéndum a favor de su independencia. La creación de un nuevo estado, que sería el 194 de Naciones Unidas tras Sudán del Sur en 2011, está pendiente de la decisión del parlamento de Papúa Nueva Guinea. En el subsuelo de Bouganville se encuentran importantes reservas de oro y cobre, y el país se ubica dentro del espacio estratégico prioritario para Australia. China, por su parte, ha intensificado las relaciones con las autoridades políticas de Bouganville y promete inversiones en infraestructuras del nuevo estado, con el objetivo de ganarse un nuevo aliado en la región. Bouganville ha ofrecido a Estados Unidos albergar una nueva base militar a cambio de su ayuda para reabrir las minas de Panguna, cuya disputa se halla en el origen de la guerra civil y fueron cerradas como consecuencia de la misma. Bouganville corre el riesgo de convertirse en un nuevo escenario de tensión entre China y Estados Unidos en el Indo-Pacífico, y mientras los países occidentales preferirían un escenario de estabilidad interna antes de comprometerse con la creación de un nuevo estado, China aprovecha para dar apoyo político y económico a las élites de Bouganville. La geopolítica no es solo una lucha entre grandes potencias, sino reflejo de la influencia que ejercen en pequeños espacios estratégicos.