Clara Campàs, vocal de la Junta Directiva del Cercle d’Economia, planteó la sesión en tres grandes bloques: un repaso de los últimos 20 años, con la revolución tecnológica en la economía y los retos y oportunidades que ésta presenta; la importancia de la investigación básica, crucial para desarrollar productos y tecnologías que transforman la vida de los pacientes y ciudadanos; y el análisis de cómo estos avances no sólo crean bienestar, sino que también impactan en la productividad y las oportunidades para España, Europa y, más concretamente, en el hub biomédico de Barcelona, un centro clave en el sur de Europa. Campàs dio inicio a la sesión con la intervención de Josep Tabernero, director del Instituto de Oncología de la Vall d'Hebron (VHIO), centrada en el cáncer, una enfermedad que, si bien causa 10 millones de muertes al año en el mundo, su supervivencia ha aumentado y ciertos tipos ya se pueden curar.
Josep Tabernero incidió en los avances revolucionarios en el conocimiento del cáncer en los últimos 30 años, indicando que esta transformación ha sido posible gracias a la priorización del estudio del genoma de las enfermedades oncológicas por diversos consorcios internacionales, lo que permite una comprensión más profunda de los mecanismos del cáncer. "Entender que el cáncer son múltiples enfermedades" ha sido crucial para subclasificar grandes tumores en entidades más específicas, lo que ha facilitado el desarrollo de tratamientos dirigidos y la medicina de precisión. Indicó que la inmunoterapia ha representado un cambio significativo, ya que permite que el sistema inmune reaccione mejor a la enfermedad. Un avance tecnológico notable ha sido la biopsia líquida, con diagnósticos más tempranos para enfermedades con alta mortalidad (cáncer de páncreas y pulmón). Y se refirió al aumento de la supervivencia del cáncer del 35% al 65% en España, con expectativas de alcanzar el 70% antes de 2030.
Subrayó los desafíos persistentes: su incidencia sigue siendo alarmante -20 millones de diagnósticos anuales que pueden crecer hasta 30 millones en 2040-. Esto hace necesarios cambios en los hábitos de vida y políticas educativas robustas, ya que "globalmente estamos empeorando". Y priorizar la innovación en función de su valor para la sociedad.
El acceso desigual de la población a estos avances está ampliando la brecha de equidad, por lo que Tabernero apuntó la necesidad de una discusión amplia que empodere a los ciudadanos y a la sociedad para abordar las disparidades.
Salud cardiovascular
Por su parte, Valentí Fuster, Physician-in-Chief en The Mount Sinai Hospital y Presidente de Mount Sinai Fuster Heart Hospital, se centró en la mortalidad cardiovascular, que ha disminuido en las últimas décadas gracias a los avances en unidades intensivas, cirugía cardíaca, desfibriladores y la reducción del tabaquismo. Si bien planteó una paradoja: "Estamos mejorando la tecnología, pero en cambio está aumentando la mortalidad", especialmente en Estados Unidos y en los países de economía media y baja debido a factores socioeconómicos y a un acceso limitado a medicaciones caras. También subrayó que la sociedad de consumo y la pobreza son desafíos críticos que hay que abordar agresivamente para mejorar la salud cardiovascular.
Y sobre la obesidad, indicó que es reconocida y tratada más eficazmente, con tratamientos nuevos que ayudan a reducir el peso y, en consecuencia, disminuir los riesgos de diabetes, hipertensión y colesterol alto. Añadió que no hay datos a largo plazo de los efectos de estos medicamentos, por lo que insistió en la necesidad de mantener una motivación personal para hacer ejercicio y seguir una dieta adecuada: "Tú tienes que decidir si te cuidas o no".
Terapia genética
En su turno de palabra, Virginia Haurigot, responsable de investigación ocular en Spark Therapeutics, puso sobre la mesa la evolución de la terapia y la edición genética, subrayando el gran avance de los últimos veinte años y destacando como conceptos que antes parecían ciencia-ficción hoy en día se han traducido en medicamentos aprobados: "Si me hubieran preguntado hace 20 años qué era la terapia genética y la edición genética, habría dado una definición muy simple y le hubiera dicho que era una utopía".
La terapia genética se define como el intento de instruir una célula para que produzca una proteína que falta o anule un gen causante de patología, mientras que la edición genética corrige directamente el error en el ADN del paciente. Haurigot también destacó los avances tecnológicos en el tratamiento de enfermedades genéticas con numerosos medicamentos que permiten tratar condiciones antes intratables, como algunos tratamientos para la atrofia muscular espinal y las formas hereditarias de ceguera.
Señaló la aceleración en la aprobación de estos medicamentos, gracias en parte a avances en inteligencia artificial y biología molecular que permiten diseñar vectores y proteínas a medida. "La cadencia de aprobación de fármacos ha ido aumentando exponencialmente", indicó. Y atribuyó importancia a la investigación básica, ya que a menudo conduce a aplicaciones terapéuticas.
Inmunoterapia
En la sesión también se habló de la importancia de la investigación en el campo de la inmunoterapia y su impacto en diversas enfermedades y se puso de relieve que es esencial financiar tanto la investigación básica como la clínica -ambas complementarias- para desarrollar tratamientos efectivos. Fuster remarcó que "la ciencia básica y la clínica deben estar completamente unidas" y señaló que en Estados Unidos se promueve este enfoque con proyectos grupales bien financiados. Tabernero hizo notar la "ventaja estructural" de este país en relación con la investigación sobre el cáncer ya que gracias a iniciativas como el National Cancer Act (1971), se impulsó la creación del National Cancer Institute y programas de becas para investigación clínica y traslacional. Y Haurigot añadió que la diferencia en inversión y actitud hacia el riesgo en Estados Unidos acelera la producción científica y la innovación.
La moderadora concluyó la sesión destacando la coincidencia de los tres ponentes en la necesidad de una colaboración estrecha entre investigación básica y clínica, la importancia de un enfoque educativo y cultural para promover la salud y la relevancia de políticas públicas y financiación adecuada para mantener y mejorar la competitividad científica de Europa.