El sueño utópico de la ciencia, imitar el cerebro humano sin sus imperfecciones, y la vertiginosa aceleración de la inteligencia artificial, nos conducen sin remedio hacia una civilización en la que convivirán seres humanos y máquinas. En "Civilización artificial", José María Lassalle analiza las consecuencias culturales, geopolíticas y filosóficas de este fenómeno.
Hablamos de ello en una conversación en el Cercle d’Economia con el autor del libro, consultor, escritor y miembro de la Junta Directiva del Cercle d’Economia José María Lassalle, el miembro de la Dirección General y de Estrategia de Esade Alberto Núñez y la directora de la Escuela Artística del CERN en Ginebra (Organización Europea para la Investigación Nuclear) Mónica Bello.
José María Lassalle ha iniciado el acto explicando que su libro es "un intento de mirar la inteligencia artificial desde un punto de vista cultural y filosófico, más allá de la tecnología". Lassalle ha comentado que "la inteligencia artificial es una voluntad de poder" y ha añadido que "en el fondo la inteligencia artificial es el último reducto de la utopía y de un cierto determinismo científico que acompaña el desarrollo de esta tecnología desde su nacimiento hace 70 años".
Lassalle ha destacado que "el valor que aportaban los seres humanos se ve cada vez más en cuestión por los sistemas de inteligencia artificial que operan en distintos ámbitos" y ha asegurado que "hay una depreciación del valor del trabajo, sobre todo el intelectual".
El autor del libro "Civilización artificial" ha afirmado que "con la inteligencia artificial estamos desarrollando algo que aspira a ser alguien consciente, pero sin la conciencia ni los condicionantes morales que acompañan la existencia del creador a quien replica: el ser humano". Lassalle también ha apuntado que "en la inteligencia artificial, hay un sesgo cultural y relativo a la civilización".
José María Lassalle ha abordado "el reto del nihilismo tecnológico sobre el que sigue asentada nuestra sociedad" y se ha referido a la corriente liderada por Estados Unidos y China para alcanzar la hegemonía mundial mientras Europa busca una alternativa "más humanista", una inteligencia artificial "amigable, gobernada por una sabiduría aristotélica que reerve a los seres humanos un rol decisorio y decisivo dentro de la civilización artificial hacia la que nos dirigimos".
El miembro de la Dirección General y de Estrategia de Esade Alberto Núñez ha afirmado que "el problema de la inteligencia artificial es esencialmente teológico, ya que es una creación del ser humano que lo hará esclavo". También ha comentado que "el pecado original de la inteligencia artificial es que está destinada a sustituir al ser humano, no a ayudarle" y ha recordado que "lo que nos hace esencialmente humanos es la superación de la fragilidad o la capacidad de darle sentido al dolor".
La directora de la Escuela Artística del CERN en Ginebra (Organización Europea para la Investigación Nuclear) Mónica Bello ha subrayado que "falta explicar mejor cómo la inteligencia artificial está transformando la sociedad" y ha añadido que "todavía creemos mucho en la ciencia, que define nuestro mundo". Bello ha comentado que "la pregunta clave es el propósito y la utilidad de la inteligencia artificial".