Las claves geopolíticas del mes. Abril 2024

Aumenta el riesgo de conflicto regional en Oriente Medio

El Cercle d’Economia, junto con CIDOB, ofrece cada mes un análisis breve de la situación económica global.

Claves geopolíticas Abril 2024 | Aumenta el riesgo de conflicto regional en Oriente Medio

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Irán e Israel entran en conflicto directo por primera vez. Hasta ahora, los grandes enemigos de la región de Oriente Medio, Israel e Irán, nunca habían entrado en confrontación directa. Sus múltiples escaramuzas se habían producido siempre de manera indirecta, ya sea con bombardeos a Israel por parte de milicias del "eje de la resistencia", con apoyo iraní pero desde el Líbano (Hezbolllah), Siria, Iraq o Yemen, o mediante operaciones de las fuerzas armadas y los servicios secretos de Israel contra objetivos iraníes, como el bombardeo del consulado iraní en Damasco del 1 de abril, en el que murieron siete personas, entre ellas un importante líder de la Guardia Revolucionaria y encargado de las relaciones con Hamás.

La hasta hoy guerra por proxies entró en una nueva fase el 13 de abril, día en el que cientos de drones y misiles iraníes fueron lanzados a territorio israelí e interceptados por el escudo de defensa antiaérea del país y por las fuerzas aéreas, en cooperación con las fuerzas armadas americanas, británicas y francesas. También Jordania interceptó los cohetes que penetraron su espacio aéreo. Es la primera vez que Irán ataca Israel directamente y desde su propio territorio, algo que la inteligencia israelí había descartado hasta hace poco. Irán sólo había atacado una vez objetivos en suelo israelí, en 2018, pero lo hizo desde territorio sirio. Por todo ello, el riesgo de escalada regional en Oriente Medio se encuentra en el punto más álgido en décadas...

... Aunque debe matizarse el riesgo de guerra inminente. Irán considera que la respuesta al ataque a su consulado en Siria puede darse por concluida tras el lanzamiento de estos proyectiles y con la intercepción de un barco propiedad de un empresario israelí en el estrecho de Ormuz pocas horas antes. Termina una reacción que los Guardianes de la Revolución, la rama más extremista del régimen iraní, hubiese querido más contundente. El liderazgo del régimen, no obstante, temía que una respuesta desmedida hubiese propiciado la entrada de Estados Unidos en el conflicto regional. La actuación comedida de Irán parece probada con el anuncio, con días de antelación, del ataque a Israel. Irán informó a países de la región con vínculos con Estados Unidos, como Jordania e Irak, que trasladaron la información a Washington y dieron suficiente margen de tiempo a Israel para preparar sus sistemas defensivos. También el uso de cohetes y drones no de última generación (y que en buena parte fueron derribados antes de llegar a destino) hace pensar que el ataque iraní ha sido el resultado de un pulso interno entre la parte más pragmática del régimen y los ayatolás de la Guardia Revolucionaria, partidarios de la venganza contra Israel. Desde el inicio de la guerra contra Hamás, Jamenei se ha mostrado partidario de alejar las posibilidades de una guerra a escala regional para evitar que una potencial intervención de Estados Unidos ponga en peligro el régimen iraní.

Otro elemento de cautela respecto a la escalada regional inmediata estriba en las relaciones entre Irán y sus aliados del "eje de la resistencia". A pesar de que Hezbollah y los Hutíes del Yemen llevan tiempo hostigando a Israel con ataques desde su frontera norte y a las bases e intereses israelíes y americanos en la región, la línea de mando desde Teherán no es evidente. Hamás ha mostrado su decepción en diversas ocasiones por lo que, a su juicio, ha sido una involucración demasiado débil del régimen iraní en la conflictividad regional. Este eje tiene como enemigo compartido y declarado el "régimen sionista" de Israel y el "imperialismo americano" en la región, pero su unidad de acción no es infranqueable.

El riesgo de escalada, no obstante, es considerable si la región entra en una lógica de acción-reacción. Aunque Irán dé por concluida, por ahora, la operación, también ha prometido venganza en caso de ataques israelíes en su territorio. Y dado el precedente, este escenario no es descartable. Israel, por su parte, se ha felicitado por la robustez de su defensa y ha conseguido volver a unir el sentimiento nacional alrededor de la necesaria defensa de un país en guerra y atacado directamente por su archienemigo. Cualquier indicio de normalización de los ataques iraníes por parte del gobierno sería duramente castigado por las facciones ultraortodoxas y de extrema derecha en las que se sustenta la actual mayoría parlamentaria, y sería muy impopular entre la opinión pública. Con esta escalada, el gobierno de Netanyahu recobra cierta popularidad perdida, muy probablemente redoble la ofensiva en Gaza y Líbano como respuesta a los ataques, y consigue que la alianza con Estados Unidos vuelve al centro de las dinámicas regionales.  

El riesgo de guerra impacta en la precampaña americana. Pocos días antes de que el ejército y los servicios de inteligencia americanos alertaran del "inminente" ataque iraní a Israel, las relaciones entre Washington y Tel Aviv se encontraban en las horas más bajas desde el 7 de octubre. Biden, consciente de las críticas que la tragedia humanitaria en Gaza suscita entre las filas demócratas más jóvenes y racialmente diversas, aumentaba la presión al gobierno de Netanyahu para que disminuyan las víctimas civiles de la operación, se evite la incursión a Rafah y se permita el acceso de ayuda humanitaria a la Franja. De no ser así, la administración americana amenazó con "reconsiderar" el apoyo a su más fiel aliado en la región, lo que muchos interpretaron como una posible reducción de la ayuda militar, tras haber retirado ya la cobertura diplomática a Israel en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a través de la abstención norteamericana en la resolución que reclamó un alto al fuego en la Franja. Los ataques iraníes han fortalecido de nuevo las relaciones entre Tel Aviv y Washington y Biden ha ordenado el aumento de fuerzas americanas para la protección de Israel, a la cual Biden se ha declarado plenamente comprometido. Sin embargo, Biden ya ha indicado que no dará apoyo a Israel en caso de contraataque militar a Irán.

Los republicanos, por su lado, han aprovechado el distanciamiento entre Washington y Tel Aviv para denunciar la tibiez de la administración. El portavoz de la Cámara Baja, Mike Johnson, ha acusado a la Casa Blanca de "apaciguamiento" hacia Irán. Desde que Obama vertebró parte de la política exterior americana en la región en torno al acuerdo nuclear con Irán (levantamiento progresivo de las sanciones al régimen a cambio del control multilateral de su desarrollo nuclear), los republicanos, y Trump en particular, han criticado duramente una política que, a su entender, transpira debilidad. Trump, que a los pocos días de alcanzar la presidencia rompió el acuerdo con Irán, promete más mano dura contra el régimen en caso de ser elegido de nuevo presidente de EEUU. 

Peligra la defensa de Ucrania. Cuanto más se desplaza el foco de atención geopolítica a Oriente Medio, más teme Ucrania quedar relegada en el orden de prioridades de sus valedores occidentales. La situación de las fuerzas sobre el terreno empeora, con dificultades de rotación de las tropas y escasez de artillería y equipamiento militar. Ucrania teme el empiece de la contraofensiva de las fuerzas rusas en primavera/verano, momento en el que la climatología allanará el camino para el avance de sus carros de combate. Ucrania argumenta que, para entonces, ya será demasiado tarde para que el envío de material militar de occidente cambie la relación de fuerzas sobre el terreno. Zelensky y su gobierno siempre han insistido que el cansancio en el apoyo a la defensa de Ucrania se traduciría en una guerra de desgaste, en la que la mayor capacidad de movilización de tropas del Kremlin y una economía de guerra en Rusia consolidarían su ventaja. El temido escenario se empieza a materializar, y buena parte de la atención está centrada en la localización de Chasiv Yar, objeto de intensos combates y cercana a Kharkiv (segunda ciudad ucraniana en el noreste) que, en caso de caer en manos rusas, marcaría un antes y un después en la guerra.

México rompe relaciones diplomáticas con Ecuador. El gobierno ecuatoriano de Daniel Noboa dio permiso para que sus fuerzas de seguridad quebrantasen el perímetro de la embajada de México en Quito y arrestaran a Jorge Glas, condenado por corrupción, y antigua mano derecha del expresidente Rafael Correa, y al que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador daba refugio. Con la operación, el gobierno de Noboa quiso proyectar una imagen interna de lucha inquebrantable contra la corrupción, pero su acción ha desencadenado una crisis diplomática que ha llevado a México a romper relaciones con Ecuador y ha provocado críticas entre buena parte de la comunidad internacional. Desde que el sistema de estados sentó sus bases con la Paz de Westfalia en 1648, y en el desarrollo normativo posterior, las embajadas en terceros países son consideradas territorio del estado que las ostenta. Quebrantar el perímetro de seguridad de una legación diplomática equivale a vulnerar principios como los de no injerencia, integridad territorial y soberanía de los estados. Con la detención de Glas, el gobierno de Quito no solo pretende saldar cuentas con el antiguo gobierno de Correa, sino que también ha sentado un peligroso precedente para el orden internacional - el mismo país que hasta hace poco consideraba inquebrantable su embajada en Londres, en la que daba protección a Julian Assange.

Por Pol Morillas, Director del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs) y miembro de la Junta Directiva del Cercle d'Economia

14 de Abril de 2024