La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, inició la ponencia indicando que era “un motivo de júbilo” que la Reunión del Cercle d’Economia tuviera lugar por primera vez en la ciudad. “Deseo que sea la primera de muchas”, dijo.
En su análisis del inicio de la salida de la pandemia, habló de “motivos objetivos para el optimismo” que servirán para “impulsar la ciudad de Barcelona y tirar adelante el país” y hacerlo “con toda su gente, sin dejar nadie atrás”. Y remarcó un proceso de vacunación que “avanza a buen ritmo” gracias a “la extraordinaria tarea” del servicio público, los trabajadores públicos y el mundo de la ciencia y la investigación.
Recordó que “durante la pandemia en Barcelona nos hemos volcado a ayudar al conjunto de la población y, en particular, a los sectores económicos más afectados” con el uso de programas específicos que, como “el urbanismo táctico”, han permitido “ampliar en tiempo récord” las terrazas de la restauración. “Y todo ello con un amplísimo consenso municipal”, se congratuló.
Una mirada social
Insistió en la prioridad asumida “de avanzar, ayudar a los sectores económicos más afectados, crear riqueza y puestos de trabajo” y hacerlo desde una “mirada social”. Una perspectiva que quiso ejemplificar con la inversión de 300 millones de euros vinculada al Plan de Barrios y con una política de vivienda “líder en la producción de alquiler social” en el contexto estatal.
“No queremos inversiones especulativas en el ámbito de vivienda”, recalcó. Y resaltó, en esta misma materia, la “colaboración público-privada a través del operador metropolitano”.
La alcaldesa consideró meritorio el hecho de que “desde la administración municipal no solo hayamos atendido la emergencia de la pandemia, sino que hayamos seguido con la planificación a medio y largo plazo”. Y lo concretó con la obra pública impulsada por el consistorio –“la administración de Cataluña que más obra ha licitado durante el último año y medio”, precisó– y con planes urbanísticos en varios distritos de la ciudad.
“Somos una ciudad abierta”
Ya en materia económica o de modelo de ciudad, aseveró que “somos una ciudad abierta; queremos que nos visiten y deseamos recuperar turismo”. Pero introdujo un matiz: “No solo queremos turismo, porque durante la pandemia se ha demostrado que el monocultivo es temerario y que hay que diversificar”.
En este punto destacó los retos y las oportunidades que representa para Barcelona la transición hacia una economía verde y tecnológicamente avanzada. De aquí las líneas de actuación municipales a las que se refirió: impulso en el cambio de la movilidad para ser líderes en la electrificación y en la movilidad sostenible, especialización en sectores punteros y recuperación y mejora del espacio público “de calidad”. “Todo ello en beneficio de una mayor cohesión social”, apuntó.
La alcaldesa cerró la intervención con la idea que “a Barcelona se le reconocen, internacionalmente, sus capacidades y su potencialidad”. Pero alertó que “una economía competitiva del siglo xxi no se logra repitiendo aquello que ya se hacía en el xx: hace falta transformación con innovación y sostenibilidad desde la responsabilidad compartida entre instituciones, sociedad civil y agentes económicos y empresariales”.