El día 20 de enero a las 12 del mediodía (hora de Washington) comenzaba la era Biden. Un inicio que llega, tras el intento de asalto al capitolio, en un momento de máxima tensión nacional. La única opción para superar esta situación, a ojos de Anne Applebaum (The Atlantic) es la convivencia dado que promotores y detractores no desaparecerán. Pero la tensión nacional, avivada por las insistentes acusaciones de fraude electoral de Donald Trump, no es la única carpeta que la administración Biden se encontró sobre la mesa. La mejor estrategia, por Martin Wolf (Financial Times), será mostrarse como un gobierno competente.
La carpeta más gruesa es probablemente la referente a la política internacional. Serán muchas las pruebas que deberá superar el nuevo gobierno federal en los próximos meses. David Gardner nos recuerda en este artículo (Financial Times) que una de las primeras será la recuperación del tratado nuclear con Irán. También, reestructurar las relaciones con China, coordinado con la Unión Europea, será otra prueba de fuego para la nueva Casa Blanca, tal como apunta Philip Stephens en este artículo (Financial Times). Una casa Blanca en el que habrá que ver qué papel juega Kamala Harris como Vicepresidenta. De momento, que una mujer alcance este cargo ya es noticia. Tal y como apunta Olga Merino (El Periódico), este hecho genera por sí solo unas altas expectativas.
Trump se va, pero el legado queda. Un legado que repasa Josep Ramoneda (El País) en este artículo. El más claro es, seguramente, el aumento de la extrema derecha y sus réplicas en todo el mundo. Es el caso, por Sandrine Morel (Le Monde), de Portugal donde la extrema derecha ha hecho un importante paso adelante.
El Estado Español también vive un nuevo inicio. Salvador Illa deja el ministerio de Sanidad para ser candidato a la presidencia de la Generalitat con el objetivo de que el "Efecto Illa" sea suficiente para asaltar de nuevo la Generalitat. Un efecto que, según Eduardo Álvarez (El Mundo) no es lo que parece. Con el relevo en el Ministerio de Sanidad, que ahora ocupa Carolina Darias, y la llegada de Miquel Iceta al gobierno central abren una oportunidad de romper con la polarización que vive el sistema de partidos español en la actualidad. Una polarización que no ha sido siempre así como apunta Juan-José López Bruniol en este artículo (La Vanguardia). Y para hacerlo, dice Daniel Innerarity en este artículo (El País), será necesario adoptar una lógica de colectivo y no de mayorías. Eso sí que implicaría un nuevo inicio.
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