Esta vez es diferente, intentemos que siga siéndolo.

Más allá de las consecuencias económicas de la crisis provocada por la Covid-19, parece cada vez más claro que esta tendrá, también, derivadas de carácter político, social, cultural, educativo o científico que condicionarán nuestra manera de vivir y de entender un mundo, que, tal como lo habíamos conocido hasta ahora, se desvanece. Este puede ser un buen momento para repensar y priorizar aquellos aspectos vitales para el desarrollo sostenible y el progreso de nuestras sociedades.

El Cercle d’Economia continua la conversación con destacados actores de nuestro entorno para tratar de reflexionar y aportar ideas sobre lo que está pasando y cómo se van configurando, desde este momento, las opciones para construir el día siguiente.

“Siempre debemos tener presente que nuestra misión es ayudar a las personas y a las empresas, tanto en tiempos difíciles como en épocas de bonanza.”

Esta vez es diferente, intentemos que siga siéndolo.

José Antonio Álvarez, Vicepresidente y Consejero Delegado de Banco Santander

Al escribir este artículo, muchas partes de Europa atraviesan el segundo mes de convivencia con el coronavirus COVID-19. En muchos casos, la disrupción económica y la volatilidad de los mercados financieros recuerdan a la incertidumbre e inestabilidad derivada de la crisis financiera de 2008/2009 e incluso a la Gran Depresión de la década de 1930.

Pero sabemos que esta vez es muy diferente. En esta crisis, motivada por una emergencia de salud pública, el sector financiero —bancos y otras entidades financieras, autoridades monetarias, reguladores y supervisores, clientes, empleados y accionistas— está muy alineado. Todos hemos estado remando en la misma dirección. Lo cual, hasta ahora, nos ha permitido movilizar grandes recursos para la economía. 

En los próximos meses será muy importante mantener dicha visión y solidaridad compartidas, que podrían verse presionadas a medida que avanza la crisis de salud pública. Así que es un buen momento para recordarnos a nosotros mismos unos principios de actuación a medida que avanzamos. Siempre debemos tener presente que nuestra misión es ayudar a las personas y a las empresas, tanto en tiempos difíciles como en épocas de bonanza.

En los últimos dos meses, los bancos centrales y otras autoridades han actuado muy rápido liberando grandes cantidades de liquidez en el sistema. Lo han hecho a través de operaciones de mercado y mediante medidas prudenciales, eliminando los colchones de capital y liquidez establecidos para épocas de crecimiento económico con el fin de incrementar la resiliencia de los bancos en fases de ausencia de crecimiento económico.

En reconocimiento de que la política monetaria no puede ser la única respuesta, los gobiernos han establecido una serie de medidas presupuestarias y sociales que incluyen ayudas directas a pymes y a otras empresas, protección del empleo y los salarios, así como garantías y moratorias para préstamos. Los bancos son, en la mayoría de los casos, el mecanismo de transmisión de estos programas.

Todo esto ocurrió durante las primeras semanas de marzo. Y como era de esperar, muchas de estas iniciativas tardaron unos días en ponerse en marcha, pero en su mayoría fueron activadas.

La estrecha coordinación entre bancos, supervisores, autoridades monetarias, gobiernos y otros actores clave se ha traducido en rápidas acciones preventivas y correctivas. En cuestiones que van desde la flexibilidad contable y prudencial a la admisibilidad de las garantías reales, he sido testigo de cómo las autoridades han actuado con rapidez cuando el sector ha planteado inquietudes. A su vez, los bancos han respondido cuando se han planteado preocupaciones sobre los dividendos y otras medidas para conservar capital.

Nuestra curva de aprendizaje colectivo ha sido pronunciada. A continuación, me gustaría destacar algunas de las lecciones aprendidas en Banco Santander, tanto para las autoridades como para nosotros mismos, que pueden ser útiles a medida que atravesamos esta crisis.

  • Seguridad: La primera preocupación de cualquier entidad debe ser el bienestar de sus empleados y clientes. Medidas como trabajar desde casa, facilitar pautas para la protección en las sucursales y ofrecer apoyo en materia de salud mental ayudan a mantener el bienestar de las personas. Conservar sus puestos de trabajo es fundamental.   
  • Rapidez: No es posible rescatar a una empresa una vez que ya ha caído. Los bancos y las autoridades hemos tenido que trabajar muy estrechamente para conseguir la ayuda necesaria, y rápidamente.
  • Cantidad: Las medidas monetarias y presupuestarias funcionan mejor cuando los mercados ven que son de la magnitud necesaria para abordar el problema. Asegúrate de que lo que haces es suficiente y de que las condiciones son las adecuadas. Los tratamientos a medias no funcionan.
  • Sencillez: La solicitud de préstamos o beneficios debe implicar el menor «papeleo» y burocracia posibles. Es preferible incluir cláusulas en caso de incumplimiento y declaraciones juradas, si es necesario, en lugar de tratar de imponer condiciones iniciales para la ayuda.
  • Inclusividad:  Los programas de préstamos garantizados y las moratorias deben aplicar a toda clase de préstamos y segmentos de clientes, grandes y pequeños, atendiendo a criterios claros.
  • Preparación: Incluso en un momento en el que estamos implementando las últimas medidas, es necesario mirar hacia adelante, hacia la próxima fase —y a la siguiente— para tener en cuenta cómo pueden cambiar las necesidades de nuestros clientes, gobiernos y autoridades, y estar preparados.
  • Apertura: La comunicación fluida con nuestros grupos de interés —incluyendo autoridades y gobiernos— ha sido fundamental para nuestra capacidad de gestión hasta ahora. Y así lo seguirá siendo.

De cara al futuro, la máxima prioridad para los bancos será gestionar el riesgo de forma prudente para mantener sólidos nuestros balances. La fortaleza de balance nos permitirá seguir apoyando a las personas y a las empresas. Los bancos deben distinguir entre lo que es a corto plazo o transitorio, relacionado con la pandemia de COVID-19, y lo que no. Esta distinción entre la disrupción transitoria y la inviabilidad a largo plazo es esencial para garantizar que los bancos se mantengan sanos. Además, como mecanismo de transmisión para el sector público, debemos asegurar que los recursos públicos se asignan de forma justa y justificada, teniendo en cuenta que estamos concediendo créditos, no dando subvenciones.

En algún momento, cuando salgamos de la fase de confinamiento —espero que en un futuro próximo— el sector financiero tendrá que trabajar conjuntamente para revitalizar la economía y apoyar a las personas. Probablemente será un proceso gradual, con muchas decisiones y desafíos, en la medida en que algunos sectores y segmentos volverán a trabajar más rápido que otros.

Estoy convencido de que la estrecha coordinación que hemos mantenido hasta el momento, con los sectores privado y público colaborando estrechamente con los mismos objetivos, será crucial para que los bancos puedan cumplir con su deber en la próxima recuperación.

Artículo publicado en Views The EUROFI Magazine, abril 2020

Con la colaboración de:

Esta vez es diferente, intentemos que siga siéndolo

José Antonio Álvarez

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