LECTURAS en CÍRCULO. 06/20

El Cercle d'Economia os ofrece quincenalmente lecturas sobre temas de la actualidad económica, política y social.

Una crisis viral

El fantasma de una recesión global por el efecto en la economía de la pandemia del Covid-19 es más real que hace quince días. Una pandemia provocada por el coronavirus cuyos efectos se amplifican por efecto de la “infodemia” que lleva asociada. Ante ello, es importante ceñirse a los datos. El economista Anatole Kaletsky ha publicado en The Project Syndicate un resumen de los datos que tenemos hasta ahora y que es a la vez una muy buena guía para interpretar los que nos lleguen a lo largo de los próximos días. 

Conocidos los datos sanitarios, hay que buscar los que nos sirvan para valorar su impacto en la actividad económica, que es brutal. La comparación más recurrente es con la crisis financiera del 2008, y Mohamed El-Erian lo evalúa en el Financial Times, donde también encontramos estimaciones del impacto en la crisis de la deuday en la guerra de divisas, que es también comercial. También impacta en una geopolítica mundial azotada por la guerra comercial, como señala Juan Luis Cebrián.

Y el gran debate es sobre qué medidas adoptar: hay cierta coincidencia en considerar que esta crisis es una gran oportunidad para Europa, lo dice ni más ni menos que el editorial del Financial Times, y dan pistas de cómo hacerlo Lucrezia Reichlin, exdirectora de investigación del BCE, tanto en este artículo en Project Syndicate como en este otro, escrito conjuntamente con Ramon Marimon y Jean Pisani-Ferry, entre otros, para Agenda Pública-Vox, y Carlos Martínez Mongay, quien fue director general adjunto de Asuntos Económicos de la Comisión Europea.

Curiosamente, el editorial de The New York Times también exige una una respuesta más federal por parte de Trump. Pero al otro lado del Atlántico, todo está condicionado por el proceso electoral. Joseph Stitglitz advoca por un giro copernicano de la política económica. Un giro que, en opinión de algunos expertos, también debería afectar a la política sanitaria y, especialmente, al gasto sanitario.

La economía no hace otra cosa más que medir, aumentar o reducir la fragilidad humana. 

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