En su introducción a la sesión, Juan José Brugera, Presidente del Cercle d’Economia, afirmó que esta “responde a inquietudes del momento actual”, pese a que “el debate sobre Barcelona siempre ha estado presente en el Cercle”.
No en vano, la entidad ya apuntó en una Opinión de 2001 a una “concentración de poder en Madrid” e instó “a un equilibrio territorial” porque una España multipolar “traería cohesión social y desarrollo económico”. En 2007 fue todavía más allá al hablar directamente de una “pérdida de pulso económico” de Barcelona, y de la “incidencia menguante de su empresariado en los mecanismos de poder del estado”.
Pese a que, en los últimos años, Barcelona ha sabido capitalizar, por ejemplo, las oportunidades de la nueva economía de la mano del Mobile World Congress, el conflicto catalán también ha traído efectos negativos que, sin ser inmediatos, acabarán notándose si no logramos corregir el rumbo.
Juan José Brugera
La necesidad de prestar atención y ganar la batalla por el talento
Tomó la palabra a continuación Javier Faus, Vocal de la Junta Directiva del Cercle, quien quiso apuntar para empezar que concentrar en una ciudad un mayor o menor peso económico “no ha de ser solo una preocupación de las elites, porque más peso económico implica también más cohesión social e igualdad, y repercute positivamente en todas las capas de la sociedad”.
A continuación, Faus señaló que “politizar la discusión en torno a Barcelona no ayuda en absoluto”, y que las causas de la situación actual son complejas y se remontan, en ocasiones, a “décadas atrás en el tiempo”.
El ponente sentenció que “el siglo XXI no es como el XX”, y que cada vez va a ser menos relevante “dónde está la sede de una gran compañía” y mucho más “dónde quiere trabajar la gente con más talento”: una batalla que Barcelona sí puede ganar, y que en algunos aspectos “está desatendiendo”.
Cataluña tiene hoy el mismo peso en el PIB español que en la década de 1940 –alrededor de un 19%–, y, sin embargo, percibimos que hemos perdido relevancia. ¿Por qué? Porque Madrid ha doblado su peso relativo en el PIB no a costa de Cataluña, sino del resto de comunidades autónomas.
Javier Faus
El análisis histórico del peso de Cataluña en España debe conducirnos, según Faus, a constatar “que las cosas no se han hecho tan mal”, y que, en cambio, nos han afectado corrientes globales, “como la misma globalización o una clusterización que afecta a las segundas áreas metropolitanas de los países de nuestro entorno, como Lyon, Roma o Manchester, a muchísima más distancia de París, Milán y Londres de la que separa a Barcelona de Madrid”.
Frente a esta tendencia mundial a concentrar el talento, las empresas, los servicios o las universidades en capitales, ¿qué puede hacer Barcelona? Según Faus, “adaptarse al nuevo paradigma que proponen Tel Aviv, Berlín o San Francisco”.
La ciudad del Mobile no puede vetar a Uber y Cabify
Realizado un primer bloque centrado en la autocrítica, el ponente no quiso obviar que, desde la década de 1980, España ha apostado claramente por “una recentralización de su poder económico en Madrid”. Eso explica que hoy siga sin poderse ir en AVE de Barcelona a Valencia, pero ese no es un problema que afecte solo a la ciudad condal, sino que, de hecho, “resultada todavía más perjudicial, por ejemplo, para las Castillas”.
Que 5.000 empresas hayan movido sus sedes sociales fuera de Cataluña hace un daño impresionante en términos de imagen cuando vas por el mundo. Por eso es muy importante revertirlo lo antes posible.
Javier Faus
Tras abordar la actual coyuntura política catalana, y sobre el problema de dimensión de nuestras empresas, Faus indicó que el auténtico hándicap es “la baja productividad de ese tipo de tejido productivo”, porque “las pymes no invierten tanto en I+D, en formación o en su internacionalización”.
Por último, el Vocal de la Junta Directiva del Círculo de Economía instó al empresariado catalán a “reconocer su parte de culpa”, a creer más en sí mismos y “a contratar más servicios aquí, porque sin confianza en nuestros servicios profesionales no llegaremos a ninguna parte”.
A modo de cierre, Faus repasó rápidamente tres frenos más al desarrollo de Barcelona: “el bajo nivel de inglés” de la población, “la necesidad de una mayor apuesta por los sectores de la nueva economía digital”, para evitar la paradoja de que la ciudad del Mobile vete a la vez a Uber y Cabify, y “una fiscalidad que haga que dejemos de competir con los brazos atados detrás de la espalda”.
Proximidad, lobby y contribuir a desenquistar el procés: las nuevas prioridades de Foment
El segundo ponente de la sesión, Josep Sánchez Llibre, Presidente de Foment del Treball, afirmó que su entidad “quiere contribuir a crear un clima de consenso que permita establecer una estrategia compartida para Barcelona”.
Para conseguirlo, en sus siete meses al frente de Foment, la patronal se ha enfocado “a la proximidad con sus asociados”, con independencia de su tamaño y con la firme vocación de constituirse en “la casa grande de todos los empresarios catalanes”.
Además, para ser realmente útil, Foment ha creado “un gran lobby en Madrid a través de la CEOE” para “resolver los problemas de sus asociados mediante un contacto natural, rápido y efectivo con el gobierno central”, un segundo lobby en Catalunya, y otro en Bruselas.
La nueva estrategia de proximidad y los nuevos lobbys de Foment en Madrid, Barcelona y Bruselas nos colocan en una mejor posición para contribuir a que Barcelona sea una capital internacional desde una triple perspectiva: económica, financiera y cultural.
Josep Sánchez Llibre
Sánchez Llibre afirmó asimismo que Foment prevé “trabajar incansablemente” para que el conflicto catalán “se desenquiste”, y para que haya “una acción verdadera de los dos gobiernos para impulsar el crecimiento económico, generar puestos de trabajo, proteger la cohesión social y evitar las desigualdades entre Cataluña, España y Europa”.
La Generalitat debe dar pasos para el retorno de las sedes sociales a Cataluña
Todavía sobre el conflicto catalán, el ponente fijó como una de las prioridades de Foment “el retorno de las compañías que movieron sus sedes sociales fuera de Cataluña”. Para Sánchez Llibre, éstas “no se marcharon por un capricho, sino para defender los intereses de sus accionistas o los depósitos de sus clientes, y eso es algo que creemos que se puede revertir”.
Foment ha hablado a este respecto con los gobiernos central y autonómico, y el ponente consideró esperanzadoras las palabras de Pere Aragonès, Vicepresidente y Conseller de Economía y Hacienda de la Generalitat de Catalunya, en la sesión anterior de la XXXV Reunió del Cercle d’Economia, durante la que pareció mostrarse partidario de acompañar ese regreso.
De hecho, Sánchez Llibre se permitió extenderle una recomendación a Aragonès, instándole a que la Generalitat “realice una declaración formal e inequívoca descartando acciones futuras que contravengan el ordenamiento jurídico actual y que no estén acordadas con el estado”, que, idealmente, “debería presentarse, como muy tarde, a principios de 2020” y que incentivaría sin duda el retorno de las empresas.
Para ser más competitiva, Cataluña necesita una fiscalidad más atractiva, o, por lo menos, más uniforme, y una estrategia económica con un horizonte 2030 que se plantee cuáles van a ser los sectores en auge dentro de diez años y empiece a apostar por ellos.
Josep Sánchez Llibre
La cuestión metropolitana
En el espacio dedicado al debate, y a propósito de una pregunta sobre cómo debe organizarse el área metropolitana de Barcelona, Javier Faus consideró evidente que a Barcelona le iría mejor si compitiera en el mundo como un área de 5 millones de personas “porque, a nivel global, el tamaño importa”, pero a la vez defendió que si Gavá o Rubí no fueran municipios se habrían convertido hace tiempo “en las banlieues de Barcelona”.
Sánchez Llibre mostró en cambio una alineación total con la necesidad de imbricar a Barcelona en una gran área metropolitana, porque “solo con una hoja de ruta común y aunando esfuerzos conseguiremos resultados favorecedores para todos”.