35RCE. Democracias en peligro

“¿Acaso está en crisis la democracia porque estamos aburridos de unas tecnocracias en las que solo nos peleamos por ver cómo nos gastamos el PIB?”

La periodista e historiadora Anne Applebaum, ganadora del Premio Pulitzer en 2004, presentada por Miguel Trías, Vocal de la Junta Directiva del Cercle d’Economia, inició su intervención apuntando que, pese a que las dudas sobre la democracia se remontan a la antigua Grecia, las que se ciernen sobre nosotros en la actualidad presentan un elemento novedoso: “el haber aflorado en algunos de los mayores y más ricos países de Europa”.

En contra de quienes presagiaron en 1989 el final de la historia, hoy “las visiones de la democracia en Europa son muy ambivalentes”, como acredita que, por ejemplo, en Suecia, solo un 60% de los nacidos a partir de 1980 consideren esencial vivir en una democracia.

Lo que amenaza a la democracia hoy en día no es ni el odio al extranjero ni el rechazo al comercio internacional: es que las personas sienten que han perdido el control y que sus líderes no son tan poderosos como creían; un temor que, además, es cierto.

Anne Applabaum

Applebaum descartó además que el origen de este cuestionamiento sea único, ya que está produciéndose “en países sin problemas económicos, como Polonia, o en otros que, o bien cuentan con una larga tradición de inmigración, como Reino Unido, o a los que directamente no emigra nadie, como Hungría”.

El auténtico hilo conductor de toda esa desafección democrática es, en cambio, a lo que la ponente se refirió como el “lado oscuro de la globalización”, que hace que hoy en día mucha gente perciba que las democracias han fracasado y que algunos se pregunten si “quizás los chinos sepan algo que nosotros desconocemos”.

El cambio tecnológico como fuente de ansiedad colectiva

Applebaum abordó a continuación el papel clave de la tecnología en esta deriva antidemocrática señalado que, “en las dos décadas transcurridas desde la irrupción del iPhone en nuestras vidas, llevar en el bolsillo un micro ordenador ha cambiado cómo nos relacionamos entre nosotros pero, también, con la política”. Además, “la amenaza de un futuro en el que los robots y algoritmos suplanten a los trabajadores y en el que los coches se conduzcan solos nos ha generado una enorme ansiedad colectiva”.

En contraste con estos temores fundados, las instituciones parecen hoy más lentas que nunca, en tanto que “el ciclo de campañas, voto y formación de coaliciones puede llevar meses en un momento en el que, con pulsar un botón, podemos tener un taxi o comida en la puerta de casa en cuestión de minutos”.

Las instituciones multinacionales como la Unión Europea se perciben además como todavía más lentas, y eso alienta sinsentidos como que “el Reino Unido vote abandonarla para ‘recuperar el control’ y en cambio se meta en una de las mayores crisis institucionales de su historia”.

“Es la información, idiota”

Anne Applebaum encuadró también el peligro que corren actualmente las democracias en “los cambios en el acceso a la información, derivados por ejemplo por el debilitamiento de los mayores periódicos y cadenas televisivas de los países avanzados”, que, pese a sus imperfecciones, estaban comprometidos con el fact checking y con el interés general y “creaban la posibilidad de una conversación nacional en torno a un único debate”.

Hoy no existen ni debates ni narrativas comunes, y no es que haya diferentes opiniones, es que directamente cada uno explica hechos distintos –algo que polariza a la población y generaliza la desconfianza hacia la política.

Anne Applabaum

Esta creciente desinformación se ve agravada además por cómo se articula la conversación política en Internet, donde “el anonimato permite rehuir cualquier responsabilidad sobre lo que se dice”.

Hacia una nueva cruzada

En el último bloque de su intervención, Applebaum recuperó el célebre comentario de George Orwell sobre el Mein Kampf de Hitler, en el cual el escritor británico afirmó que los progresistas y los demócratas infravaloraban la atracción de la guerra, la revolución, el conflicto moderno y el cambio. “A veces creemos que las personas solo quieren tranquilidad, seguridad y la ausencia del dolor, pero, al menos intermitentemente, desean lucha, sacrificio, tambores, banderas y desfiles de lealtad”, una afirmación que condujo a la ponente a preguntarse si quizás lo que ocurre hoy en día es que estamos aburridos de unas democracias tecnocráticas en que solo nos peleamos por ver cómo nos gastamos el PIB.

Anne Applebaum y Miguel Trías

La solución a esa diferencia de velocidad entre los cambios sociales y tecnológicos y las evoluciones democráticas puede encontrase según Applebaum en la propia tecnología. “El movimiento Operation Libero en Suiza está usando las mismas estrategias digitales que el populismo de derechas, y también están recurriendo a ellas muchos partidos verdes o redes de activistas”.

Sin embargo, la ponente echó en falta que estas iniciativas aisladas “no conformen redes internacionales, porque si la inseguridad es internacional, también deberían serlo sus soluciones”.

Applebaum consideró igualmente necesario “abrir un debate europeo y transatlántico sobre si debería regularse Internet, sin caer naturalmente en la censura, pero planteándonos por ejemplo si deberíamos limitar en parte el anonimato”. También es importante “replantear las campañas y la forma en que votamos, y perfeccionar el capitalismo occidental para evitar que el 10% del PIB mundial esté repartido por diversos paraísos fiscales”.

China y el movimiento político más interesante y radical de la última década

En el espacio dedicado al coloquio, la ponente reiteró que cada vez que se ha producido una revolución en el ámbito de la información se han desencadenado enormes cambios políticos. “La imprenta acabó, por ejemplo, con la dominación de la Iglesia Católica y provocó guerras y divisiones en Europa, mientras que la invención de la radio fue capitalizada en su arranque sobre todo por Hitler y Stalin”.

Aunque algunos países empiecen a sentir la tentación de mirarse en el espejo de China, se trata de un país capitalista en su superficie en el que, si escarbas un poco más, encuentras cosas muy feas.

Preguntada sobre China, Applebaum recomendó a los países “no mirarse en su espejo”, por ser un país capitalista en su superficie en el que se producen sin embargo “graves casos de falta de libertad y de explotación”. La ponente apuntó además que se trata seguramente de la única nación que ha sabido “poner las redes sociales al servicio de la autocracia”.

Interpelada sobre si Europa debe mantenerse unida, la ponente lo consideró una obviedad, pero echó en falta más voces como la de Macron, “capaz de poner en valor la necesidad de contar con instituciones, fronteras y con una estrategia de defensa comunes en un momento en que los estados miembros solo se preguntan qué hace la UE por ellos”.

A modo de cierre, Applebaum consideró que “el movimiento político más interesante y radical de la última década es, sin duda, el Movimiento 5 Estrellas italiano: es mejor que no maneje tu país, pero marca el camino de cómo debe ser la política a partir de ahora –un trabajo colaborativo que, formulado en positivo, podrían conformar una red de feministas, ecologistas, activistas por los derechos civiles…”.

Democracias en peligro

Resumen de la sesión con Anne Applebaum y Miguel Trías

pdf, 810 KB

Descarga
https://www.youtube.com/watch?v=Eokz8eIj2CI&t=16s
Democracias en peligro.
Vídeo de la sesión con Anne Applebaum y Miguel Trías