No se salva lo que no se defiende
Antoni Gutiérrez -Rubí, asesor de comunicación y consultor político y Milagros Pérez Oliva, periodista, nos hablan de democracia y redes sociales; de la tensión entre dos elementos: el bien abundante (la información) y el bien escaso (la atención); de la aceleración de nuestras vidas que se contrapone mal con los procesos políticos tradicionales…
Y del exceso de poder digital: más poder del que sabemos, podemos y debemos utilizar, un poder que, si es capaz de transformar la capacidad deliberativa lenta de los procesos políticos, creará un grave problema.
Morozov, Lassalle, Levitsky, Maldonado, surgen en el discurso de Gutiérrez-Rubí como referencias para entender cómo mueren y cómo pueden ser salvadas las democracias frente los postpulismos, el exceso de información y la amenaza tecnológica. Y para dejar claro, sobre todo, que la democracia está amenazada, que, sin un fuerte compromiso individual, sin la acción ciudadana directa al margen de unas instituciones acomodaticias, no puede salvarse.
Y propone un decálogo para hacerlo:
Un decálogo para salvar la democracia que parte de un axioma contundente, definitivo y que nos implica a todos: no se salva lo que no se defiende.