Joan Fontcuberta nos habla de sí mismo, de sus proyectos y, por tanto, de la fotografía, de la memoria (“la fotografía significa la enciclopedización del conocimiento, la idea de la memoria, del archivo, viene a ser una promesa de eternidad que nos enfrenta con el tiempo fugaz”), de los nexos inesperados entre imágenes y conceptos (“los googlegramas, imágenes creadas mediante miles de teselas que son a su vez imágenes, me permiten encontrar relaciones poéticas, artísticas, filosóficas entre la imagen hipermétrope y la miope”), de la verdad (“desconfiamos del realismo fotográfico.
Joan Fontcuberta
para tener conocimiento de la naturaleza ya no es necesario recurrir a la naturaleza sino a las imágenes previas a la naturaleza, es decir, al arte
Hoy en día si queremos saber que algo es verdad lo miramos en Google. Ha habido un traspaso de los mecanismos en los que depositamos nuestra confianza”), del autor (“los caracoles se comen la imagen, la borran y a base de borrar se hace una arqueología de la materialidad de la imagen. Hablamos de la degradación, pero también del desplazamiento de imagen a objeto. Pero hablamos, sobre todo, de autoría. ¿Quién es el autor, los caracoles o el fotógrafo que fotografía el proceso?”) y del arte (“para tener conocimiento de la naturaleza ya no es necesario recurrir a la naturaleza sino a las imágenes previas a la naturaleza, es decir, al arte”). Fontcuberta nos ilustra, nos inquieta y nos plantea retos: ¿qué hay detrás del hecho de que los perfiles de las llaves y los de las montañas se parezcan?
